martes, 13 de octubre de 2009

La calor


A mi me prometieron fríos como nunca los iba a experimentar en nuestro tropical país. Yo, previsora, me traje dos gigantes maletas de 24 kilos cada una, más una pequeña de 10 kilos repletas de ropa para aguantar los inviernos europeos y es que: “Vas a llegar en otoño y ya empieza a hacer frío”. Bueno tengo que informarles que estamos a 28 grados con un sol impresionante y hace, por mucho, más calor que en DF, por lo menos en esta época. Y por lo que me han comentado los catalanes así estará hasta entrado diciembre, la temperatura bajará un poco en enero pero creo que lo mínimo serán 10 grados y sí: “Algún día podrá llegar a 0 grados, pero es que ahora con los cambios climáticos ya no se sabe” dice el señor de la Xarcutería. Según él este año hace más calor que los anteriores y teme que cada año haga más calor, claro si ahora las temperaturas oscilan entre los 25 y 30 grados no quiero saber como estará el siguiente verano, yo también tengo miedo. Como el clima es bueno hemos pasado los domingos en la playa y sí son muy bonitas: arena dorada y agua verde-azulada, tal cual Puerto Vallarta o Acapulco. Pero tengo que decir que para una persona acostumbrada a temperaturas cálidas entrar al mar es una cuestión de vida o muerte: está congelado. Aún así la gente nativa se mete al agua como si nada y lo hacen sin ropa, ya que son playas nudistas, lo que según yo es peor porque se siente más ¿no? Yo sólo he logrado entrar una vez y apenas pude salir, creo que mis músculos se estaban entumiendo. Algunos dirán que estamos mal acostumbrados, creemos que toda playa tiene que ser tropical… pues sí y la verdad es que éstas se sienten raras. No solamente porque aquí no hay vendedores ambulantes que ofrezcan desde pescadillas, joyas o aceites de coco pa agarrar mejor el bronceado, lo que me hace pensar en un futuro negocio... no, además de eso el sol es también diferente. Resulta que nunca está arriba de nuestras cabezas, obviamente siempre se puede ver en lo alto pero no pega como allá, tal vez así es el otoño. Y sí, les hacen falta una o dos palmeras de cocos y aguas no tan frías pero estas desventajas empequeñecen con la simple idea de poderme acostar al sol sin sentir sus efectos: por fin puedo estar un largo tiempo “asoleándome”, que en realidad no sucede porque el sol no quema pero me parece fabuloso simplemente poderlo intentar. Confieso, para una persona que como yo usa bloqueador todos los días salga o no de la casa, estas playas se acercan a la perfección.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Bienvenida al mundo del "allá me dijeron que acá"! ¿Querías más antropología? También bienvenida al mundo de "haga sus propias etnografías", para enterarte de porqué el de la tienda se ríe cuando preguntas por algo o para enterarte de "pequeños detalles" que nadie te ha comentado, como que no existen los teléfonos públicos o que en un súper no se venden toallas...

¡Un abrazo a ambos y a gozar la experiencia!

Rodrigo y Leticia desde Bifelandia

Morazul dijo...

Jajaja ya sé, Acá nadie se ríe cuando preguntas por algo, se te quedan viendo con cara de WHAT!!?? y te contestan en su lengua bárbara que me deja a mi con cara de WHAT!!!?? Por cierto: ¿no existen los teléfonos públicos?, ¿en el súper no venden toallas? que raros son todos los demás... ¿verdad?
Saludos, besos