viernes, 26 de febrero de 2010

Aprendiendo a ser Sudaca


Me han estado diciendo que mis posts son casi siempre sobre ‘identidad’, yo juraba que no, a ver, una parte es sobre lo que he vivido y otra es pura ficción. Lo digo en pasado porque hoy me he dado cuenta que es inevitable no tocar temas de identidad cuando me estoy enfrentando a una nueva cultura.
La otra noche estaba con Noemie, sus compañeras de piso y los amigos de ellas en un bar tomando una caña. Para romper el hielo se me ocurrió preguntar: “¿Y todos ustedes son catalanes?” Error, comencé una plática sin sentido, la conversación con los catalanes fue por direcciones realmente extrañas, de repente uno de ellos me dijo en tono de broma que de México lo único que conocía era El Paso (que es una marca de productos Tex-Mex) a lo que yo le respondí “Eso está en Estados Unidos, y por lo que sé no es México”, “Bueno pero está en la frontera, ¿no?” Otro, mientras reclamaba el por qué ellos tenían que aprender a hablar en castellano comentó resentido “A mi no me gusta nada el acento sudamericano” lo que no me hubiera importado si el comentario hubiera venido al caso y si no supiera que con Sudamérica, los españoles, se refieren a todo lo que se encuentra del río Bravo para abajo. Comprendo su contexto histórico, vivieron mucho tiempo oprimidos, supongo que es algo parecido a lo que sucede en México, se puede notar ese mismo sentimiento de rencor. La diferencia es que aquí se transforma en una especie de ‘orgullo’ que me parece está mal direccionado, entre otras cosas se reafirman rechazando violentamente al castellano y todo lo que tiene que ver con esa lengua. Así, en este amplio panorama de ‘lo castellano’ entramos todos los que de nacimiento hablamos ese idioma y si eres del otro continente peor. Lo más extraño del asunto es que se nos exija reconocer diferencias entre catalanes y valencianos o catalanes y castellanos mientras que ellos no pueden diferenciar entre mexicanos y venezolanos cuando, en gran parte, lo que nos une son ellos. Karina, una argentina, me dijo: “¿Ahora sí ya sabes qué se siente ser sudamericana?”, como si fuera algo negativo. No, la verdad es que todavía no sé que significa ser sudamericana, por el comentario de Karina sé que hay una connotación negativa, aunque en realidad no se siente tan mal, es como ser parte de algo más grande y eso es bueno ¿no? Total, aquí estoy tratando de entender mi situación dentro de ese estereotipo que no logro comprender del todo pero del que inevitablemente me han hecho parte.

3 comentarios:

AJSALA dijo...

yo tenía un vecino "mayor" que para mi era solo un "pinche ruquito" que siempre me decía es que "ustedes los sudacas" de forma muy despectiva y yo echaba a reir... pinche ruquito, ignorante... pero son consecuencia, en efecto, de una cultura que no les permite ver mas allá, no todos son tan ígnoros ni tan ojeis, la cosa es no prenderse, por eso se desatan las guerras...
beso

David Rettig dijo...

A mi me parece sumamente interesante la manera en la que se tejen las identidades. Sólo me pregunto algo: ¿cómo eran vistos los españoles cuando llegaron a América? ¿Porqué hay tantos chistes de gallegos y gachupines? ¿Realmente serán esas las rebabas de la colonia o son actos más recientes?

El juego del nosotros y de los otros es un tema viejo, profundo, y que tal vez define el acto de ser humanos. La visita a un mundo distinto al mío me atrae porque en la ignorancia que veo en los otros me pregunto la dimensión de la propia.

Morazul dijo...

Estoy totalmente de acuerdo Ghitter, el choque con el otro no hace mas que confrontarte contigo mismo.