miércoles, 30 de diciembre de 2009

El año que pasó

Para mí el futuro es incierto, me gustaría poder ver hacia adelante pero soy de las que por naturaleza miran hacia atrás. La verdad es que me resulta difícil proponerme algo porque mi futuro lejano es la siguiente semana (error número uno ya que así se me puede pasar la vida), o sea que a esa pregunta de cómo te ves en 5 años no le tengo respuesta, tal vez podría decir que viviendo y tratando de hacerlo bien, aspiro a poco. Por esa misma razón tampoco soy de las personas que hacen una lista de propósitos para el próximo año, me resulta más fácil voltear y sorprenderme, arrepentirme o enorgullecerme. Así, mirando hacia atrás tengo que decir que este año me ha sorprendido. Escribo un recuento de los 9 eventos que más recuerdo en mi vida del 2009 (9 porque no logré llegar a los 10), no está en orden cronológico, está como me han venido a la mente:

1. Este no es tanto un logro mío pero fue muy importante para mi: mi papá sobrevivió una vez más. Sólo me queda preguntarme ¿con quién hizo el pacto?
2. Importantísimo, cumplí 31 años, me costaron más trabajo que los 30 porque ahora sí no hay vuelta atrás.
3. Regresé y dejé el flamenco unas 5 veces (nada raro, tal vez es que me gusta jugar el papel de la hija pródiga)
4. En un arranque de pasión -o bueno, no exactamente- me casé (yo que pensé que era incasable).
5. Con mucho mucho esfuerzo y en aproximadamente 4 meses bajé 5 kilos, los cuales subí en un mes viviendo en Europa.
6. De no tener trabajo fijo pasé a ser desempleada (yo que pensaba que ya lo era, ahora me doy cuenta que nunca lo había sido).
7. Le puse el punto final a la tesis, la cual estaba lista desde hace dos años (otra vez el problema de no hacer lista de propósitos cada año nuevo).
8. Buscando el sueño europeo, cambié de residencia (sigo buscando el sueño).
9. Me metí a la cocina y no sólo para comer, o tal vez el acontecimiento aquí sea: aprendí a buscar en internet. ¿Saben que poniendo algunos ingredientes en el buscador junto a la palabra 'receta' o 'cocina' te salen unas recetas súper fáciles para justo lo que tienes? ¿Esto significa que ya sé cocinar?

La verdad, repito, no me queda más que sorprenderme.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Gratis nada


Ha cambiado mi percepción ante el concepto de gratuidad, antes estaba de acuerdo con Pohabib: "gratis hasta puñaladas".  Para mi lo gratuito era obtener algo a cambio de nada, desde un bien material hasta un servicio. Después de varios golpes me he dado cuenta de que aquí en Europa se cobra hasta por respirar. "¿Por qué me está cobrando 50 euros si decía que me iba a costar 40?", "Es que se cobra la instalación del 'güifi'" contesta la teleoperadora; "¿Pero que no la cerveza cuesta 1.50?", "Es que son 20 centavos más por estar sentada" contesta la mesera del bar; y así me han estado quitando centavo por centavo y hay que recordar que diez centavos de euro son casi dos pesos. Ahora, sabiendo que nada es lo que parece, todo el tiempo pregunto: "¿Pero esto es el total...con todo y el impuesto, más servicios,... no voy a terminar pagando más o no hay algo que deba saber, algunas letras ocultas ... segura(o)?" y hasta que no estoy convencida entonces pido y compro lo que tenga que comprar, con temor. El peor de todos los engaños es cuando te dicen que algo es gratis, aléjense de lo gratis, un compañero de Prehistoric contaba que en la universidad daban una computadora gratis "sólo por 300 euros", Prehistoric: "Eso no es gratis", "Sí, sólo son 300 euros" explicaba el señor Claudio...por eso ahora que veo un letrero que dice "gratis" prefiero seguir de largo. Me he tenido que conformar con lo que cuesta un euro o menos, me sorprendo cómo ya me parece de lo mejor decir: "¡Cuesta 98 centavos, hay que comprarlo!" cuando son casi 20 pesos. Los domingos por la mañana afuera de la catedral hay un mercadito de cosas antigüas y usadas, ahí encontré un gran tesoro: libros de a euro. Claro que en su mayoría son libros de recetas, de autoestima y muchos best sellers que no valen la pena, pero es cosa de buscar, tardarse y ver detenidamente cada estante para encontrar uno que por un euro vale la pena tener. Ahora me declaro fan de las cosas que se pueden conseguir por un euro.

martes, 8 de diciembre de 2009

Que pena penita siento



Las relaciones humanas son difíciles, creo que no existe una realmente sana. Ahora me estoy dando cuenta que la mayoría (esto significa que: NO todas) de mis relaciones son relaciones desequilibradas. Creo que en general puedo dividir mis amistades en dos: las que son de protección y las que son de reciprocidad. Esta última creo que es la más sana, significa que me sitúo en el mismo “nivel” que la otra persona, que igual necesito de ella como ella necesita de mi. En la primera la relación es desequilibrada, me siento la protectora y cualquier cosa que les pasa a mis amigas lo siento, lo siento mucho y tiendo a proteger de cualquier forma a esa persona. Falsamente esto se escucha muy lindo pero en realidad el sentimiento no es tanto de empatía pura y sincera sino que tiene un fuerte componente de pena. La pena de aquí, que es diferente a la nuestra, y que estoy empezando a entenderla. Estoy inciando nuevas relaciones y me di cuenta que ya comencé a sentirme protectora, a defender por cualquier comentario, chiste o mirada a aquellas futuras amigas. Y no está bien, porque dentro de esa protección lo que en realidad existe es lástima y la lástima es patética. Romper con los patrones es difícil pero si algo te permite el comenzar una nueva vida en un nuevo mundo es también crear nuevas formas y estructuras. Hacer amistades para mi es un proceso lento y penoso, me da flojera porque las que tengo son las que quiero y me son suficientes… pero sé que ahora necesito otras que estén fisicamente cerca. El problema de hacer consciente el proceso de hacer amigos es que me vuelvo un poco freak, cuando conozco a alguien innevitablemente pienso ¿Serás tu mi próxima amiga? Y obviamente siempre les encuentro defectos (ja, sí, ustedes amigas son únicas y casi perfectas… o no, pero no importa así las quiero).
He estado recordando mis primeros meses (años en realidad) en el DF, sin "mis personas", conociendo gente nueva con la que no tenía nada en común y extrañando como loca a mis amigas. Diez años después vuelvo a sentirlo. Pensé que podía bajar mis exigencias pero no, la edad nos va haciendo más quisquillosas, al igual que con los hombres ahora exijo más de una amistad, ya no quiero una amiga sólo porque se ponga los mismos tenis que yo. Con 31 años (casi 32) busco a una amiga con la que tenga muchas más cosas en común: que igual pueda platicar de los últimos chismes de la farándula como filosofar sobre nuestra insignificante existencia. Y ahora además le tengo que sumar otra característica: hacer de mis amistades relaciones equilibradas… que cansado, y todo porque siempre olvido meter a mis amigas en la maleta.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Fiesta

Había olvidado lo que era salir casi todos los fines de semana hasta entrada la mañana del siguiente día. Cansados y empanzonados de tanta cerveza decidimos probar algo más fuerte. Todos pusimos nuestras condiciones, yo sólo tomo vino, cerveza, mojito, y vodka (de preferencia tonic); Angélica sólo toma ron, whiskey y cerveza; Alia está abierta a cualquier cosa mientras no sea cerveza al igual que los demás, y con estas opciones nos hicimos de varios litros de vino blanco, un vodka, mosto y helado de limón a falta de helado de piña que es el ingrediente indispensable en la elaboración de una bebida chilena llamada "terremoto" y que prometía borrachera segura. Así, Alia muy segura , combinó todo lo comprado en una gran ensaladera. La fiesta fue larga aunque extrañamente la borrachera no fue tan fuerte, para las 5 de la mañana ya todos estábamos en un buen estado... claro que para las 10 de la mañana todos prometimos no volverlo a hacer, sí tal cual lo hacíamos en los viejos tiempos. Creo que me ha regresado la fuerza para salir, he estado saliedo todos los fines de semana hasta muy tarde, como hace muchos años no lo hacía. Don Prehistoric se queda en casa pues está regresando a su rutina de despertar a las 6 de la mañana y tener ese momento para él. Este fin de semana el "terremoto" lo movió y se acostó a la hora que suele levantarse. Lo que pasa por juntarnos con personas  de otra generación. Por cierto, me ha salido un barro en la frente... ¿estaré regresando a la adolescencia?