martes, 17 de noviembre de 2009

Sueños, misterios y secretos

Hoy (que no es exactamente hoy) amanecí con la sensación de que algo muy importante había pasado, ¿pero que cosa habría pasado si estaba dormida? Tenía que haber sido un sueño. Intenté recordarlo pero en ese momento no lo logré y lo dejé de lado, ahí en donde se guarda eso que inquieta pero que tampoco logra eclipsar todos los pensamientos. Mientras me hacía el desayuno y Don Prehistoric leía sus libros virtuales, lo recordé, me vino esa sensación que estaba ahí guardada: ¡Estaba embarazada! dije en voz alta. Que digo embarazada… no, ¡soñé que tenía un bebé, o sea soñé con el parto! Sí, en mi sueño tuve un parto y después creo que olvidé al bebé y me dediqué a correr porque alguien me perseguía – como en todos mis sueños-. Pero ahí estaba, eso era lo que me preocupaba, esa sensación de saber que algo importante había pasado. Don Prehistoric hizo como si no hubiera dicho nada pero su supuesta tranquilidad no duró mucho: “Me estás asustando”, yo me limité a sonreír. Hay que aclarar que Don Prehistoric estaba convencido, a diferencia de mi, de que ya quería ser padre, esto hasta antes de llegar a España y de que entrara a la maestría. Hemos cambiado, como yo no tengo nada más interesante que hacer lo he estado meditando: ¿si ahora no es el momento perfecto entonces cuándo?
Antes podía dividir a mis amigas entre las casadas y las solteras, ahora las puedo dividir entre las mamás y las que todavía no están “preparadas” para asumir tal responsabilidad, gajes de la edad. Yo de forma natural me colocaba entre éstas últimas y no porque no hubiera crecido en mi esa necesidad, el “llamado de la selva” le llama acertadamente Nicolás a la sensación de querer ser padre (que es cuando cualquier cachorrito de la especie que sea te arrancan un ‘aaaaaah’ unido a un suspiro), no, el llamado de la selva ahí está  desde hace un rato pero siempre había algo más que me había detenido. Bueno, la verdad es que eso más es seguramente un poco de egoísmo, me gusta sólo pensar en mí. Pero ahora, en la inactividad me he puesto a pensar en el tema y un poco para divertirme he estado preocupando a Don Prehistoric. Él se asusta y yo quedo totalmente complacida, nunca ha intentado hacer lo que coloquialmente llaman psicología inversa, creo que si él convencido me dijera que sí, yo tal vez saldría volando. Ahora fue uno de esos días, divertida le contaba mi sueño mientras veía cómo su cara de indiferencia se transformaba en preocupación. Lo que pasa cuando una no tiene nada mejor que hacer.

martes, 10 de noviembre de 2009

Lo que sea es bueno

Pensé que ya había superado lo más difícil: conocer gente. Pensé que conocer gente era sinónimo de hacer amigos. Pensé que hacer amigos era tan sencillo como poder comunicarte con alguien. Después de que superas la soledad, cuando empiezas a tener contacto con alguien ajeno a ti te das cuenta que hacer amigos no es tan sencillo y que ,sin embargo, no estás en la posición de exigir, o te unes o te conviertes en un ermitaño. Sabes que es necesario bajar las exigencias, un amigo ya no es el que te escucha, te entiende, está ahí cuando lo necesitas, cuando no lo necesitas, te regaña, te tira a loca, con quien convives y sobre todo con quien compartes algo ya sea tu historia o tus actuales intereses. No, bajas tus exigencias y entonces un amigo tiene que llenar tus mínimas expectativas: hablar el mismo idioma o por lo menos poderte comunicar sin tanto problema. Todo lo demás son detalles extras que en estos momentos no se pueden exigir. El problema viene cuando te vas dando cuenta de que lo más seguro es que en tu país, en tu espacio, en tu lugar, nunca hubieras platicado con esa persona. No tengo experiencia en esto y no sé hasta que punto estar abierta a cualquier persona o hasta que punto rechazarla, supongo que con el tiempo conoceré personas con las que comparta algo más que el idioma. Mientras tanto, creo que es tiempo de ir a buscar clases de catalán, a ver si así se me abre un mundo nuevo. Hoy hace frío y no quiero abrir la ventana, sólo en pensar que tengo que salir me da miedo. No estoy hecha para el frío…. ¿había dicho ya lo contrario? … si sí, ya lo olvidé: ¡¡¡quiero calor!!!

martes, 3 de noviembre de 2009

Castellanos vs. Catalanes

Algunos tratamos de “olvidar” que los españoles fueron unos malditos conquistadores que se robaron todo, tratamos de no tener rencor porque pensamos que es parte de la historia, que al final de cuentas no nos tocaron los peores conquistadores y que además la mayoría de los mexicanos venimos justo de esos mismos colonizadores. Este fin de semana fuimos a Barcelona, conocimos a un señor catalán muy amable llamado Francés, todo un personaje que estaba decidido a hacerme hablar en catalán y que  corregía estrictamente la pronunciación de mi apellido: que no se dice Box que se dice Bosc, que sólo los castellanos lo dicen así porque es muy difícil para ellos hablar en catalán, y aunque yo le decía que tal vez esa era la razón por la que no me salía (ya que el último sonido no es “k” sino algo así como “kj”) él no descansó hasta que no se dio cuenta que era caso perdido. Mientras hablábamos de lo bonito que es Tarragona, el clima o cualquier cosa, de la nada me dijo: “Esos malditos castellanos que se robaron su dinero” yo le sonreí pensando que era broma, pero no, Francés estaba enojado y quería que yo también lo estuviera: “Sí, ellos se robaron todo su oro, no los catalanes, sólo ellos, porque a nosotros no nos dejaron participar en la empresa colonizadora.” Y yo pensaba: ¿y si los hubieran dejado no habrían hecho lo mismo? Le expliqué que yo no estaba enojada porque en primera a mí ni me había tocado y que había habido peores colonizadores, que era parte de la historia y la época y ya saben, toda la letanía. Pero no, no lo convencía, para él los castellanos eran la causa de  sus problemas y los nuestros, y que no merecían mi simpatía. Imagínenme defendiendo a los españoles de los propios españoles. La conversación casual con Francés se convirtió en una reflexión en torno a la identidad catalana. La verdad es que todavía no logro comprender totalmente lo catalán. Francés dice que no es una raza sino una forma de ser, una forma de ver el mundo, y que la cultura catalana se parece a un río: la corriente lleva gente de todas partes, algunas se van quedando ancladas y otras sólo van de pasada... Quien sabe qué me depare el futuro, por lo pronto tengo que decir que esto me esta gustando cada vez más.